Virus de Inmunodeficiencia felina (FIV)

El virus de la inmunodeficiencia felina (FIV en inglés) es, junto a la leucemia felina, una de las enfermedades más frecuentes en los gatos

La diferencia con respecto a la leucemia es que el FIV es un virus clasificado dentro del grupo de los lentivirus o, lo que es lo mismo, es un virus lento que afecta al sistema inmunológico de los gatos durante un largo periodo de tiempo..

Se trata de una enfermedad que afecta exclusivamente a los gatos, con lo cual ni las personas ni otros animales pueden ser contagiados por este virus. El problema de esta enfermedad es que favorece la manifestación de infecciones secundarias y, curiosamente, estas infecciones son la principal causa de muerte entre los gatos infectados por FIV (conocido como el sida de los gatos).

En el caso de que un gato resulte infectado, pueden producirse tres situaciones diferentes:
1)  que el gato consiga vencer al virus y se vuelva inmune ante él.
2)  que se convierta en portador pero no padezca la enfermedad.
3) que el animal continúe su vida sin ningún tipo de síntoma pero con el inconveniente de un sistema inmune comprometido.

Los gatos positivos por inmunodeficiencia felina (FIV) pueden vivir una vida saludable y relativamente normal sin absolutamente ningún síntoma. Y pueden convivir con otros gatos con muy pocas posibilidades de contagiarse entre sí.  (Así lo demuestra un nuevo estudio publicado en  The Veterinary Journal, escrito por Annette L. Litster del Colegio de Medicina Veterinaria – Dpto. de Ciencias Clínicas Veterinarias - de la Universidad Purdue (USA). La publicación presenta las conclusiones de Lister sobre la convivencia de gatos positivos y gatos negativos basadas en una investigación con gatos rescatados.

Este estudio aporta evidencia científica  a una certeza que se tiene hace mucho tiempo pero que mucha gente desconoce. Todavía hoy, algunos veterinarios siguen recomendando el sacrificio para los gatos que dan positivo al test cuando no es necesario, ni por seguridad ni por calidad de vida del animal.

¿Convivir implica riesgo de contagio?

El FIV no se contagia fácilmente. No se puede transmitir a través de los areneros, comederos y bebederos, ni por acurrucarse juntos y jugar. La enfermedad sólo se transfiere a través de una mordedura que traspase la piel donde el virus –presente en la saliva- es inoculado en el torrente sanguíneo. 
La membrana mucosa forma una barrera bastante eficaz contra el virus, por lo que incluso si el virus entrase en la boca del gato, sería muy improbable que la atravesase. Se ha sugerido que para que el virus realmente infecte al gato cuando entra por la boca, se necesitaría una cantidad diez mil veces mayor de virus presente para que pudiera lograr una infección central.

Así,  en una casa particular, es muy improbable que un gato castrado infecte a sus compañeros, siempre y cuando se introduzca al gato de la forma apropiada y no tenga una naturaleza particularmente agresiva.

Además, está estudiado y comprobado que los gatitos nacidos de una madre positiva FIV raramente son infectados con el virus. En el útero están protegidos por la placenta y, una vez han nacido,  la membrana mucosa les previene de la transmisión, a pesar de que el virus está presente en la leche materna.

El FIV no debe ser una sentencia de muerte ni una excusa para considerar a los felinos no adoptables

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