Los Orangutanes
25-07-2011
El antropólogo Louis Leakey animó a tres mujeres excepcionales a estudiar y a observar el comportamiento de los primates en su hábitat natural.
Diane Fossey se dedicó a estudiar a los gorilas de las montañas de Ruanda en Africa.
Jane Goodall ha dedicado su vida a los chimpancés en la selva de Gombe (Tanzania
Biruté Galdikas estudió el comportamiento de los oragutanes en su hábitat natural en los bosques de Indonesia.
Los orangutanes (con un 96% de similitud genética con los humanos), junto con los chimpancés y los bonobos (un 98,4 %), y los gorilas (un 97,7%) forman el grupo de los simios superiores. Son los animales más inteligentes después de los humanos y se encuentran en serio peligro de extinción. Los bosques donde habitan en las islas de Borneo y de Sumatra, se encuentran amenazados por la tala de los árboles, y ahora más que nunca, con el auge del biocombustible que se extiende a las plantaciones de aceite de palma.
Birute Galdikas ha dedicado más de treinta años de su vida a estudiar y proteger a estos extraordinarios animales y por eso fundó l’Orangutan Foundation International.
El año 1998, esta fundación creo l’Orangutan Care Center & Quarantine, en Borneo Central, a las puertas del National Parc Tanjung Puting. El centro se dedica a la recuperación y rehabilitación de orangutanes huérfanos. Rosa Garriga, una veterinaria catalana, trabajó más de cuatro años con Galdikas en Borneo, en este centro.
La Dra. Rosa, que así es como se conoce a Rosa Garriga, fue responsable de la salud de más de 200 orangutanes residentes en el centro, desde bebés de meses hasta ejemplares adultos. El centro actualmente se encarga de la salud de los orangutanes; de hacer un seguimiento de todos los casos que llegan al Centro, y también coordina las tareas de educación, conservación e investigación.
Los orangutanes huérfanos son confiscados por la policía y llevados al Centro. La mayoría provienen de particulares que los tienen en casa como animales de compañía, otros proceden del tráfico ilegal. Muchos llegan enfermos o heridos, tanto física como psicológicamente.
La única manera de conseguir un bebé orangután es separándolo por la fuerza de su madre, y para eso hay que matar a la madre. De cada orangután huérfano que llega al Centro, a su madre la han matado los cazadores furtivos o los taladores ilegales. Los orangutanes no son fáciles de localizar en los densos bosques tropicales de Borneo, pero la incontrolada tala de árboles que sufre la isla, hace que los orangutanes pierdan su casa y se conviertan en presa fácil.
Borneo es la tercera isla más grande del mundo y sus bosques tropicales son los más extensos después de los del Amazonas y del Congo.
Los orangutanes viven en esta selvas en estado salvaje desde hace millones de años. Actualmente se reconocen dos especies, el Pongo Pygmaeus, que vive en Borneo y son unos 35.000 ejemplares y el Pongo Albelii con unos 7.000 ejemplares que viven en la isla de Sumatra, las dos especies se encuentran en peligro de extinción.
La desaparición de los orangutanes es consecuencia de la masiva deforestación de los bosques tropicales, donde precisamente viven estos inteligentes animales (orangután quiere decir hombre del bosque), porque sin árboles, sin selva, no habrá orangutanes. Tanto los taladores legales como los ilegales talan los árboles de la selva para vendérselos a las multinacionales de la madera, sin importarles el hecho de que están destruyendo irremediablemente su tierra.
La caza furtiva también es una de las causas de la desaparición de los orangutanes (en Java, se pueden encontrar bebés orangutanes en venta por 100 dólares).
El Centro de rehabilitación proporciona trabajo a más de 100 personas locales (la mayoría indigenas Daiaks), que se encargan de cuidar a los orangutanes hasta que son suficientemente independientes para ser reintroducidos en áreas protegidas del bosque.
Los esfuerzos de la organización están encaminados a proteger el hábitat natural porque sin él no hay futuro ni para los orangutanes ni para las otras especies animales y vegetales que viven en las selvas tropicales de Borneo ni, en definitiva, a largo plazo para las personas.
Después de última cumbre convocada por la ONU en la isla Indonesia de Bali, dónde la presión internacional ha obligado a los Estados Unidos a sentarse a negociar una estrategia global ante el cambio climático, es urgente desarrollar acuerdos para compartir el coste de la reducción de las emisiones de gases de efectos invernadero. Tenemos que evitar que los países menos industrializados del mundo paguen por los excesos de los países más desarrollados, que además tratan de prohibir la tala de las selvas, una rápida fuente de ingresos para algunos. La solución se encuentra al alcance de la ciencia. Tenemos que reducir las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, y para hacerlo tenemos que vigilar que sea tarea de todos, los países más ricos tienen que compartir su riqueza y su tecnología con aquellos que no la tienen para cuidar la salud del planeta.
Mientras esto sucede se están negociando los permisos para la conversión de dos tercios del bosque de Sungai Putri, de un valor ambiental incalculable para cultivos de aceite de palma, que podrían precipitar un proceso imparable de años de duración. Primero se drena el bosque mediante canales que desembocan en los ríos más próximos y van secando los depósitos de turba. Cuando ya han sacado toda la madera que tiene valor, lo queman, es un método barato y destructivo para limpiar la tierra, y una condena segura para unos 800 orangutanes que viven allí y para el futuro de las próximas generaciones de población humana.
La madera llega a Ketapang, capital del distrito a través de los campesinos que han hecho la tala y se embarca de manera clandestina hacia Malasia, dónde su precio llega a ser veinte veces superior al precio que han pagado a los campesinos para hacerlo. Todo se hace en pocas horas y sin que los intermediarios se ensucien las manos. En Ketapang los que dirigen el tráfico de la madera viven en lujosas casas y frecuentan los círculos del poder. El fraude oficial está a la orden del día. De los diez millones de hectáreas liberadas recientemente al oeste de Kalimantan (Borneo) para plantaciones de palma, únicamente tres millones de hectáreas se han aprovechado, el resto, después de la tala y venta de la madera han sido abandonados. Esto deja un paisaje devastado que se incendia con facilidad y su tierra no es fértil, pues la fertilidad le viene de la turba de la selva, la pobreza de esta zona está garantizada, ya que vivir en estas tierras bajo el sol abrasador resulta insoportable. En el centro de Kalimantan (Borneo) en los últimos tiempos del mandato del Presidente Suharto, se talaron ochocientas mil hectáreas de bosque, como parte de un cultivo de arroz que no produjo ni un grano. Por el contrario los beneficios de la venta de la madera se evaporaron con la misma rapidez que se evapora el agua de cocer el arroz.
A este ritmo la extinción de los orangutanes es únicamente cuestión de tiempo. Algunas estimaciones hablan del año 2030, pero otras no son tan optimistas.
Un estudio reveló en el 2006 que el aceite de palma está presente en un 10% de los productos habituales en el supermercado, tanto en productos alimenticios (margarinas, cereales, chocolates, Kit-kat) como en cosméticos, dentríficos, lápices o detergentes. Ahora la demanda crece a causa de los nuevos y polémicos biocombustibles.
La ONU propone una moratoria para frenar la producción de biocombustibles, subraya Pedro Pozas, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio en España. Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de la Sierra de Atapuerca (Premio Principe de Asturias en 1997), que ha estado recientemente en Indonesia filmando a los orangutanes junto al director de cine Javier Trueba, apoya la moratoria.”Estamos en un callejón sin salida; se inventa el biodiésel con la etiqueta de ecológico, pero en realidad está causando estragos en las selvas. Además seguro que los orangutanes no están muy contentos de que se talen sus bosques; es más, dudo que se lo hayan preguntado”.
Salvar a los orangutanes de Borneo (Kalimantan) es aparentemente sencillo: basta con no matarlos y no destruir los bosques dónde viven, Su conservación se basa en la protección de su hábitat. Pero sólo una tercera parte de los orangutanes vive en espacios protegidos, y aún éstos son muy vulnerables ante una deforestación que parece imparable.
En los bosques de Borneo hay casi 15.000 especies de plantas con flores, tantas como en toda Africa, cuarenta veces mayor. Más de 3.000 especies de árboles, 2.000 orquideas y 1.000 helechos. Bien manejados, los bosques tropicales son una importante fuente de recursos para la educación, el turismo, y la investigación, que contribuyen al desarrollo económico,
El futuro de los orangutanes es muy precario, pero mientras queden orangutanes en libertad y árboles dónde puedan vivir, hay esperanza. Todo el mundo y todos los seres vivos tienen derecho a vivir en paz y en libertad.
¿Qué es lo que puedes hacer tú para parar la desaparición de los bosques y la extinción de los orangutanes?
1.- NO COMPRES MUEBLES NI INSTALACIONES DE MADERA HECHAS CON MADERA TROPICAL.
Las tiendas de mueble colonial, que actualmente están muy de moda, la mayoría de los muebles que tienen son de madera de teka que procede de los bosques tropicales.
Antes de comprar, piensa que los consumidores a nivel particular tenemos mucha fuerza!!!.
2.- DA A CONOCER ESTE ARTÍCULO A TUS AMIGOS Y CONOCIDOS, DECORADORES, TIENDAS DE ARTÍCULOS PARA EL HOGAR, ETC.,
A la hora de comprar madera tropical, exigid el Certificado que Greenpeace da como válido. Es el F.S.C.(Consejo de Administración Forestal), difícil de conseguir cuando se trata de madera tropical.
Si queréis más información, la podéis encontrar en las páginas de l’Orangutan Foundation:
www.orangutan.org
www.orangutan.org.uk